-¡Me muero, hijá, que guagua más bonita!-
-¡Pero claaaro si ha sido alajita, como el papá!-
-Pero hijita, ¡sonría por lo menos y agradezca los halagos!-
-Menos mal que se parece al papá, porque si se parecía a la mamá, ¡Dios me libre, pobre guagua!-
-Bueno abuelita, ya no me moleste y dígame, ¿qué le parece la falda?-
-Linda mijita, pero la verdad no entiendo el propósito de casarse con ropa de colorinches. Parece nomás la ropa de esos zarrapastrosos que andan haciendo malabares en el semáforo bien greñudos y fachosos-.
-Pero abue, si yo también hago malabares ahí, a dos cuadras de mi casa-
-No hay mas remedio hijita, esta juventud, ¿adónde irá a parar?-.
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