-¿Disculpa, tienes una monedita?...-
Ella se limitó a responderle la sonrisa, le mostró la mano, pidiendo ayuda para pararse. La figura alta y oscura extendió una mano huesuda y la levantó. Cuando estuvieron de frente, la chica analizó el panorama, sin perder un solo detalle y cuando terminó, dijo:
-No tengo, pero si me buscabas a mí, estoy más que dispuesta a irme con vos-.
La Calavera abrió la boca, en señal de asombro y respondió:
-No, solo quería juntar el dinero para comprar tabacos, necesito fumarme uno. No tuve un buen día, se me escaparon cuatro personas.-
Su cara afligida mostraba preocupación, por lo que la chica le agarró de la mano, entrelazando sus dedos y le tiró fuerte, dando un paso hacia delante y dijo:
-Pues no hay que estresarse sin motivos, yo tengo tabacos y me voy con vos, fin de la discusión-.
Y así, desaparecieron, caminando y riendo, en medio de la noche, como una pareja, sin mirar atrás; en paz...